Treinta y dos años.
Argelino.
Cantante y músico.
Rotura de tibia y posterior infección en la piel.
Tres meses de ingreso.
Le gustaría trabajar de manera estable difundiendo la cultura de su país.
Solíamos bromear con él llamándole "moro" y haciendo ver que se enfadaba decía: "Yo no soy moro, soy argelino".
Partidario de hacer uso de alternativas a la medicina tradicional.
No era el único, ni mucho menos, especialmente entre el colectivo de pacientes crónicos y/o con sufrimiento por dolor que cada vez más sustituyen agresivos medicamentos por soluciones más naturales.
Lo que no sé es si la lucrosa industria farmacéutica estará muy de acuerdo...
Lo que no sé es si la lucrosa industria farmacéutica estará muy de acuerdo...