A veces hay lugares que marcan nuestra existencia, señalan nuestro destino, forjan nuestro futuro.
En esta bonita localidad de la costa catalana conocí a la que sería la madre de mis hijos y ello supondría un antes y un después en mi vida, donde empezaba mi vida de adulto.
Han pasado muchos años y no sé si las decisiones que tomé fueron las mejores, pero sí sé que en su momento me pareció lo mejor y lo que hice lo hice porque lo sentía, lo hice de corazón.
La vida me regaló momentos, experiencias y vivencias maravillosas, me formé profesionalmente, tuve uno de los mejores trabajos que podía imaginar, conocí mundo, otros países, otras culturas, conocí personas extraordinarias, pude desarrollar mis aficiones, saciar mis inquietudes, cultivar mis intereses, pude formar una familia...
Pero por supuesto no todo fue bonito y también vi y pasé y viví cosas que hubiese preferido que no hubiesen pasado.
Pero echando la vista atrás pienso que quizás pasar por todo ello, lo bueno y lo menos bueno, fue necesario para conformar lo que hoy soy y para llegar hasta aquí.
Y llegar hasta aquí me parece una hazaña, me siento afortunado y agradecido a la vida por permitírmelo.
La vida es maravillosa a pesar de todo.
.
.
.