Sant Miquel del Fai es un antiguo monasterio benedictino construido al borde un precipicio en un impresionante entorno natural denominado "Riscos de Bertí" en la provincia de Barcelona, a unos 50km de la capital.
En las inmediaciones del conjunto discurren dos grandes cascadas, la de "Rossinyol" y la denominada "Tenes", con una longitud de 100 y 300 metros de alto respectivamente.
Para aprovechar el agua del salto de "Rossinyol" se construyó una poza.
Y para acceder al conjunto histórico se construyó en 1592 un puente de estilo románico con un arco de medio punto claramente rebajado. Tras el puente se erigió un arco en el paso estrecho entre paredes de roca que hacía de espacio de acceso al monasterio.
En este enclave se construyó la iglesia de San Miguel dentro de una cueva.
La iglesia troglodítica, dedicada al culto de San Miquel Arcángel y construida entre los dos grandes saltos de agua antes mencionados, tiene el techo propio de la gruta, cuenta con una pequeña cripta, en el suelo son visibles las lápidas de antiguos abades y en las capillas laterales se hallan dos tumbas.
La planta tiene una nave acabada por el extremo oriental con un ábside semicircular irregular.
A mediados del siglo XVIII, el sistema de bóvedas del presbiterio y el de las capillas (desde el siglo XIV y XV se documentan tres) ya se habían construido. Las bóvedas tienen una inspiración renacentista y sus puntos de unión acaban con dos claves de bóveda.
Dado que naturalmente el techo de la cueva es muy bajo, el campanario, (de espadaña), se construyó justo delante de la entrada en lo que sería la fachada de mediodía y a baja altura debido a las características naturales de la roca.
La portalada es románica formada por un arco de medio punto y completa la portalada una arquivolta apoyada sobre un par de columnas, rematadas con capiteles decorados con motivos vegetales.
El claustro de Sant Miquel forma un pasillo situado justo delante de la fachada de la iglesia.
Entre los bienes que se han conservado, hay una gran prensa, probablemente utilizada para prensar uva y producir a partir de su mosto vino.
Otra curiosidad es que a pocos metros de la iglesia hay un espacio conocido como la "plaza del reposo" porque sus características invitan a ello, (un lugar tranquilo, resguardado y con preciosas vistas), en la que hay una escultura del insigne poeta catalán Josep Pla.
Sant Miquel del Fai sirvió de inspiración para sus escritos, le gustaba visitarlo y en su recuerdo está su escultura en bronce, obra del artista Tomás Atienza.
Según cuenta una leyenda, las hadas vivían libremente en este lugar antes de la llegada del cristianismo, cuando en las cuevas se adoraba a la diosa Venus.
Pero el Arcángel San Miguel llegó y arrojó a las hadas por los abismos. Desde entonces, las noches de luna llena cantan melodiosamente haciendo resonar sus voces por los valles y pozas y cuando alguien intenta saber de dónde vienen aquellas voces queda atrapado en el fondo de las aguas sin poder salir nunca más.
Otra formación que tiene como protagonista es el pequeño "lago de las monjas", a pocos metros de la iglesia, llamado así porque según otra leyenda, los peces que viven en él eran unas monjas que fueron condenadas a vivir en este lago después de acoger a unos caballeros en el monasterio para mantener relaciones pecaminosas.
Es el agua a través del tiempo la responsable de esculpir atractivas formaciones en la roca, espeleotemas visualmente muy llamativos, curiosos e interesantes.
Y lo que produce unas sensaciones especiales es contemplar la cascada de "Tenes" desde su mismo interior, es una experiencia sumamente gratificante y una belleza sublime.
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