En el valle de Boí, en el Pirineo catalán, se encuentra la mayor concentración de arte románico de Europa, con una iglesia por cada 25km cuadrados, lo que da una idea de su importante población en el siglo XI y XII.
Fue gracias a un grupo de visionarios que a principios del siglo XX se interesaron y protegieron esta herencia cultural, que la mayoría de obras y piezas se pudieron salvar del expolio, ya que coleccionistas de Estados Unidos y otras latitudes andaban tras ellas.
Fueron trasladadas al Museo de Arte Nacional de Catalunya, MNAC, que alberga la colección de arte románico más importante del mundo.
El conjunto de iglesias fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en el año 2.000.
En su interior destacaban extraordinarias pinturas al fresco como la de Sant Clement de Taüll considerada uno de los máximos exponentes del arte románico europeo por su técnica y expresividad.
En la iglesia de Santa María de Taüll se encontraba este otro conjunto pictórico que representa la adoración de los reyes magos, con sus nombres perfectamente legibles y ellos en actitud de ofrecimiento. También se encuentran dos grandes estrellas, siguiendo el relato evangélico.
Este grupo escultórico en madera representa el descendimiento de la cruz propio de la iconografía catalana. Se conserva la figura de uno de los dos ladrones crucificados así como la de María y José de Arimatea, que sostiene el cuerpo de Jesús muerto.
Faltan los personajes de la derecha, San Juan, Nicodemo y el ladrón malo, Gestes.
El Cristo de Cubells, desaparecido desde 1.914 fue recuperado en 1.984. Impresiona por su detalle, proporciones, realismo y expresividad facial.
Y por último y para no cansaros más un recordatorio de lo que os puede pasar si os portáis mal que lucía en el frontal del altar de Santa María de Taüll...
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