Uno de los recuerdos más marcado que guardo de mi primera infancia es que cuando viajaba con mis padres, bajaba la ventanilla del coche para que nada se interpusiera entre lo que veía y mi mirada.
Han pasado algunos años y entre el mundo y mis ojos se interponen ahora los cristales de mis gafas, pero el espíritu de ver, descubrir y retener sigue intacto, espero que por muchos años.
A ese placer se añadió hace algunos años el de compartir, gracias por acompañarme :)