Una vez abandonaron el nido y antes de proseguir el camino que les llevará a volar lejos, los jóvenes mirlos se dejaron retratar por última vez a modo de despedida.
Quizás vuelvan asiduamente al lugar que les vio nacer e incluso es posible que lo elijan para reproducirse igual que lo hicieron sus padres.
Sea como sea ahora ya son jovenzuelos independientes que lucharán por su supervivencia y por la continuidad de su especie y sus progenitores ya están preparándose para una segunda puesta, también en el jardín de casa.
Así es la naturaleza y así debe continuar.
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