La semana pasada se produjo un incendio en una antigua sucursal bancaria en Barcelona en la que malvivían varias familias.
El trágico balance fue la muerte de un bebé, un niño de 3 años y 2 adultos.
Eran extranjeros que como se les niegan papeles no pueden acceder a contratos de alquiler.
Los organismos oficiales, (léase Ayuntamiento), se ponen medallas al decir que Servicios Sociales les ayuda ofreciéndoles comida, visita sanitaria y poco más, pero esa no es la solución.
La solución es fácil, respetar los derechos y regularizar a los menores nacidos y crecidos en territorio español.
Y reformar de una vez por todas la ley de extranjería.
Porque la ley de extranjería mata gente cada día.
Son seres humanos, por favor, y sus vidas valen más que cualquier sucursal bancaria cerrada.
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