En lo alto, bien protegido de las inclemencias una pareja de Curruca Cabecinegra eligió hacer su nido entre el follaje de la hiedra de casa.
Sacaron adelante dos hermosos polluelos que ahora empiezan a salir del nido explorando el territorio que tienen a su alrededor.
Van de aquí para allá entre juegos, alegres trinos y prácticas para perfeccionar el vuelo ante la atenta mirada de la madre que solícita atiende a su llamada de alimento.
Pronto serán jóvenes adultos que se valdrán por si mismos, abandonarán definitivamente el nido, no necesitarán del cuidado de sus progenitores y volarán libres.
Y quizá llegado el momento elegirán volver al lugar que les vio nacer para continuar con el ciclo de la vida como hicieron sus entregados padres.
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