En memoria de los difuntos por el virus.
D.E.P.
La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quien doblan las campanas: doblan por ti.
John Donne, 1572-1631.
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INSOMNE
Las tres y cinco de la madrugada.
Prisionera del insomnio
y casi sin fuerzas para inventar un nuevo día,
miro al fondo de la noche
como una liberación.
La ciudad entera hiede a cementerio,
a tejado pobrísimo.
Todo está dormido en ella.
Todo excepto una penumbra
que adelanta el paso a través de las ruinas.
Enciendo un cigarrillo
y el humo me sabe a cárcel podrida,
a llama concluida.
Lo cierto es que no hay ningún maravilloso sueño
a la vuelta de la esquina.
Todo lo que hay puede palparse con los ojos;
Miseria.
Miseria y un inmenso vertedero de sufrimiento anónimo
que avanza sin ayeres ni futuro.
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