No sé quien escribió ese mensaje, ni cuando, ni su circunstancia, ni qué le llevó a dejarlo en un lugar tan lejano, solitario, abandonado y alejado de todo.
Pero el destino quiso que encontrara sus palabras, quizás porque en parte encontramos aquello que buscamos aunque no seamos plenamente conscientes de ello.
Y estoy de acuerdo.
Porque la vida es demasiado corta como para vivirla aferrados a algo o a alguien, vivirla en el pasado o pensando en el futuro.
Ni pasado ni futuro existen y cada cosa tiene su tiempo.
La vida es fluir, sí.
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