No está en el desierto de Mojave ni en ningún lugar perdido en la frontera de Estados Unidos con México, sino perdido en alguna parte de la carretera N-121 de Navarra.
Ni creo que entre su clientela se encuentre Harvei Keitel, George Clooney, Juliette Lewis o Quentin Tarantino, pero ese día no pude evitar pensar en Salma Hayek y su mítico baile en el club de carretera Titty Twister.
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