Hace unos días se produjo un ataque al Palau de la Generalitat, sede del gobierno de Catalunya.
A plena luz del día y ante la atónita mirada de paseantes y policía, un grupo de siete personas representantes del gremio de hostelería lanzaron contra la fachada del histórico edificio globos con una mezcla de sangre y pintura en protesta por las restricciones que sufre el sector.
La acción, de un alto contenido simbólico e impacto visual, es un reflejo más del malestar por las medidas restrictivas impuestas en la crisis de la Covid-19.
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