En el sureste de la provincia de Navarra está una de las zonas que más me atraen, fascinan y sorprenden de la península ibérica: Las Bardenas Reales.
Con un paisaje semidesértico, un clima continental con temperaturas extremas y fuerte contraste entre el verano y el invierno, azotada por el viento, con precipitaciones escasas, irregulares y generalmente torrenciales, con escasa vegetación y ocupando una superficie de unas 40.000 hectáreas, Las Bardenas Reales casi parecen un error de la naturaleza, como si Dios hubiese tenido el capricho de poner un desierto allí donde no correspondía. Más bien parecen tierras pertenecientes al Lejano Oeste.
Millones de años de erosión sobre un terreno que se había transformado en un mar interior que posteriormente se vació han dado como resultado un sorprendente paisaje árido con barrancos, mesetas de estructura tubular y pequeños cerros solitarios de formas caprichosas.
Las Bardenas Reales están declaradas Reserva Natural y Reserva de la Biosfera.
A continuación, un acercamiento a ellas que he dividido en dos partes. Y próximamente la otra representativa entrega final.
Bardenas Reales, Navarra, agosto 2025
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