Barcelona, 23-2-2021
Ocho días consecutivos de protestas en las calles de Barcelona.
Ocho días en los que se ha evidenciado una violencia inusual por parte de algunos grupos minoritarios.
Pero más allá de ello hay un trasfondo social de descontento que es el verdadero motor de las movilizaciones.
El encarcelamiento de Pablo Hasel fue el detonante de las mismas.
La criminalización de la libertad de expresión de un Estado que protege una monarquía y encarcela a quien la denuncia, las desigualdades sociales, los desahucios de familias en plena pandemia, la regularización de los alquileres, la derogación de la reforma laboral, la abolición de la ley mordaza, la abolición de la ley de extranjería, la regularización de todas las personas, un sistema económico que explota a las clases trabajadoras, el encarcelamiento de los presos políticos...
No son protestas aisladas de grupos antisistema.
Son movilizaciones de una sociedad que ya no pide nada, sino que exige cambios.
Los que apuntalan el sistema corrupto, reaccionario y explotador son unos pocos, nosotros somos millones.
Las protestas continuarán, no hay represión que las pueda parar.
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