viernes, 17 de junio de 2022

Sala de espera


Hace un par de días tuve que ir a urgencias.

Nada grave, aparentemente. Sigo vivo.

Entré a las seis de la tarde en la sala de espera para ser atendido y salí a las cuatro de la madrugada.

Y tuve la oportunidad de volver a comprobar que visitar urgencias de un gran hospital es de las experiencias más salvajes que uno puede experimentar.

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