Guarderías, colegios, centros de formación profesional y universidades abrirán sus puertas en su gran mayoría a partir de mañana.
Si el panorama actual ya es malo de por sí, este hecho contribuirá muy probablemente a empeorarlo, a lo que se sumarán las enfermedades estacionales propias del invierno, la convivencia en espacios cerrados, una gestión de la pandameia deficiente y unos protocolos insuficientes.
El miedo y la incertidumbre son palpables en la población y la indignación del colectivo docente por no abordar antes problema e instaurar medidas que garanticen la seguridad es evidente.
Y todo ello sumado a lo que ya tenemos, que no es poco.
La educación presencial es necesaria, pero quizá la apertura de centros en las condiciones que se va a hacer y con las cifras de contagios que tenemos sea una temeraria irresponsabilidad y un paso firme para acabar de alimentar aún más la tormenta perfecta.
Cuidemos a nuestros pequeños, cuidemos a nuestros mayores, cuidémonos entre todos.
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