Agresiones, amenazas, detenciones, multas, filas de civiles en la pared esperando su turno para ser identificados... por ejercer su derecho a expresar libre y pacíficamente su pensamiento.
Represión, tristemente el pan nuestro de cada día en Catalunya.
Escenas como esta no se recordaban desde los peores tiempos de la dictadura o en todo caso nos llevan a ella. Se están haciendo tan habituales que se viven como parte de lo cotidiano. Y se llenan la boca alegremente llamándolo "Democracia".
Pero la ciudadanía sabe que toda la violencia, toda la represión y toda la injusticia que sobre ella se ejerza lo único que hace es que la resistencia sea mayor.
Y la ciudadanía también sabe que quien tiene el poder no es quien tiene las armas, sino que el poder reside en el pueblo.
Y no hay arma que pueda contra la voluntad de un pueblo decidido.
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