Como año tras año en esta época, los mirlos han vuelto a casa para nidificar y llevar adelante una nueva generación.
Lo hacen en una pared norte que delimita el jardín y a refugio de una espesa hiedra que la cubre.
Estas últimas semanas la hembra ha estado muy activa en la elaboración del nido y habiéndolo terminado pasa la mayor tiempo en él incubando la puesta.
En unos días la nueva prole habrá eclosionado y se cumplirá una vez la finalidad de todo ser vivo, la perpetuidad de la especie.
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