Miquel era oficinista en banca hasta que decidió viajar a Sudamérica.
En México le pillaron con unos cuantos kilos de más y pasó una larga temporada en prisión.
Allí se hizo el tatuaje que luce en el abdomen.
Cumplida la condena volvió a Barcelona y ahora lleva una vida algo más tranquila.
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