En la provincia de Barcelona y en pleno corazón del macizo montañoso de El Montseny, parque natural declarado por la UNESCO reserva de biosfera por su belleza paisajística y diversidad natural, se ubica un establecimiento turístico que cuenta con una bonita capilla de estilo neo-románico.
Construida en 1952 por orden de Dalmir de Caralt, gran amante de la naturaleza y del excursionismo, la capilla está dedicada a San Bernardo de Menthon, patrón de los alpinistas y montañeros.
San Bernardo de Menthon, nacido hacia el año 1020 en Menthon-Saint-Bernard en la región de la Alta Saboya, dedicó su vida a predicar el cristianismo entre los habitantes de las zonas alpinas.
Viendo los peligros que sufrían los viajeros y peregrinos que atravesaban los Alpes, creó varios albergues a cargo de los Agustinos.
Así nació la Congregación Hospitalaria del Gran San Bernardo, orden religiosa de canónigos regulares, que alojaban y auxiliaban a los que viajaban, se habían perdido, accidentado o necesitaban ayuda al cruzar los Alpes.
Para esta misión eran ayudados por valientes, valerosos, audaces, fuertes y resistentes perros, los que ahora conocemos por el nombre de San Bernardo, salvando numerosas vidas humanas de una muerte segura. Este hecho llevó a popularizar tremendamente esta raza.
Y haciendo honor a su nombre en catalán, Sant Bernat, este establecimiento ha contado desde siempre con la presencia de estos nobles perros, donde se crían y viven en un maravilloso entorno montañero a 900 metros de altura y son atracción de los visitantes.
En la imagen la hembra llamada Mel, (miel en catalán), cachorra aún de 11 meses a pesar de que por su gran tamaño podríamos pensar que se trata de un individuo adulto.
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